El ojo crítico de Mauricio

En el argot tribunero ya se repite mecánicamente que Central lo tiene de nieto a Newell's. Que como siempre se queda con la última palabra en el clásico ya le gana con la camiseta. No importa si se juega en el Gigante de Arroyito, en el Coloso del Parque o como alguna vez se disputó un clásico sin gente en cancha de Arsenal por los cuartos de final de la Copa Argentina. La historia es la misma. El pueblo canalla se emborracha con la supremacía de triunfos, mientras el pueblo leproso cava su propia fosa para enterrarse entre lamentos. Aquel que no entienda de que se trata ganar y perder un clásico rosarino es sencillamente porque nunca pateó una pelota de fútbol o no le corre sangre por las venas. Central gana los clásicos con la naturalidad con la que respiran sus jugadores. Newell's pierde los clásicos asumiéndose inferior desde el mismo momento en que el árbitro pita el inicio del partido. No importa si Newell's juega mejor, genera más situaciones de gol o merece quedar

Nunca hay que tener miedo a decir la verdad. La sinceridad es una virtud que siempre debe acompañar al ser humano. Tampoco conduce a nada camuflar las cosas por más duras que sean las consecuencias. Todo esta introducción de conductas cotidianas calza como un guante para proyectar lo que será de la vida del uruguayo Mauricio Larriera tras dirigir el domingo su primer clásico ante Central como técnico de Newell's.  Larriera se juega el cargo ante Central. Porque si Newell's pierde, como ya es costumbre en los últimos años, el hincha leproso no sólo le soltará la mano sino que el técnico uruguayo pasará a integrar la nefasta lista de los entrenadores a los que Central les arruinó la existencia. El último ejemplo fue Gabriel Heinze, quien perdió ante Central con el golazo de Ignacio Malcorra, y a partir de ese momento su convivencia con el hincha leproso fue un martirio. Como el Gringo es uno de los ídolos de la institución no se fue inmediatamente tras perder el clásico, pero e

En un club de la envergadura mundial de River, el episodio que protagonizaron el técnico Martín Demichelis y el jugador Esequiel Barco en Tucumán es motivo más que suficiente para que una de las dos cabezas hoy estuviera rodando barranca abajo del club. Si realmente en River se respetara la conducción piramidal, Barco debería ser citado por los dirigentes millonarios para rescindir su contrato.  Fue una situación demasiado grave como para que nadie pague los platos rotos. No se arregla con haber sacado en el entretiempo al jugador desobediente. Es Barco por desobedecer la orden de un superior como el técnico o es el propio DT porque no puede continuar en el cargo luego de que un subordinado suyo, en este caso Barco, lesionó hasta el ridículo su autoridad ante los ojos de todos y, sobre todo, ante el resto de sus dirigidos.  Este tipo de conflictos dentro de un plantel hay que resolverlos de raíz porque sino se expanden como una mancha de aceite y ocurre lo que pasó cuando trascendió e

No era necesario que Javier Mascherano clasificara a la selección argentina Sub 23 a los Juegos Olímpicos de París 2024 para reconocerle sus virtudes como técnico. Hay que andar realmente por la vida con una venda en los ojos para no admitir que Mascherano es un entrenador probo en lo que hace, y que pierde y gana como todos los técnicos del mundo. Es cierto que en su incipiente carrera perdió más de lo que ganó, pero eso no habilita a sus detractores a poner en tela de juicio su capacidad de conducción para llevar adelante la gestión en las selecciones nacionales juveniles. Nadie mejor que Masche para darle continuidad a un proyecto que siempre tenga a la selección argentina como prioridad de todo. Porque si hay alguien que representó con sentido de pertenencia y lealtad por la camiseta argentina fue Mascherano. Justamente por eso si alguien merecía esta clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024 era Javier Mascherano. No hubiera sido justo que la selección argentina mirara

A los que no siguen con habitualidad el fútbol sudamericano, especialmente el campeonato uruguayo, este presente demoledor de Juan Ignacio Ramírez (27 años) en Newell's los tomará por sorpresa. Muchos de ellos pensarán que este momento del Colo se trata de una rachita de ocasión que siempre tienen todos los goleadores. Apenas una seguidilla goleadora que coincide con un inicio perfecto en resultados del equipo del uruguayo Mauricio Larriera en la Copa de la Liga.  Pero no todo es magia en la viña del señor. Porque para aquellos que realizaron un trabajo de rastrillaje a la hora de detectar al delantero de área que necesitaba Newell's para encarar el 2024, nada de lo que está ocurriendo con Ramírez es obra de la providencia. En este blog (www.elojocritico.com.ar) también se definió a la llegada del Colo como uno de los grandes aciertos en este mercado de pases. Incluso, hasta se escribió que si Newell's tenía chances de consagrarse campeón en la Copa de la Liga era exclusi

La respuesta al título de esta nota dispara una repregunta.  ¿Por qué Newell's no puede salir campeón si es, junto a Godoy Cruz, uno de los equipos que ganaron todos los partidos que jugaron hasta el momento y encima no les convirtieron goles? Además, en el fútbol  argentino cualquier equipo puede consagrarse campeón aprovechándose del formato de la Copa de la Liga. No necesita ni ganar un partido en los noventa minutos. Podrá alcanzar la gloria con sólo imponerse en la lotería de los penales. Eso sí, para llegar a las instancias de cuartos, semifinales y final, primero deberá clasificar entre los cuatro primeros de su zona.  Más argumentos para pensar en que este Newell's de Larriera puede consagrarse tranquilamente fue la conquista de Rosario Central hace apenas más de un mes. Una asociación lógica diría que si el equipo de Miguel Angel Russo logró el título prácticamente sin soñarlo cuando arrancó el torneo, por qué Newell's no puede también intentarlo. Es cierto que tre

Hace algunos días se escribió en este blog (www.elojocritico.com.ar) que Éver Banega decidió hacerle caso a su corazón y volver al glorioso Newell's para intentar salir campeón. Pero el gran triunfo leproso del domingo a la noche contra Belgrano disparó una nueva sentencia en torno al capitán rojinegro. Para todos aquellos futboleros que se preguntan partido a partido cómo se juega al fútbol, sólo tienen que ir a la cancha cuando juega Newell's o sentarse frente al televisor, y mírenlo a Banega. Ahí encontrarán todas las respuestas que sólo puede entregar un jugador que ve cosas durante el partido que otros no ven y que tiene el don natural para que la pelota siempre lo busque a él y no, como ocurre con la mayoría de los futbolistas, que ellos son los que buscan a la pelota. En tren comparativo y trazando semejanzas, Banega juega en Newell's como lo hacía el Beto Márcico en su etapa en Boca. No necesita ni correr para estar siempre bien ubicado y para que la pelota descans

No llamó tanto la atención la goleada que sufrió Central en Córdoba ante Talleres. Porque el equipo de Miguel Angel Russo ya demostró que puede perder contra cualquiera y ganarle a un rival que presumiblemente es superior. Acaso no se consagró campeón de la Copa de la Liga pasada atravesando instancias en las que no mereció pasar y al final la tabla de salvación estuvo edificada en las manos de Jorge Broun en la definición por penales. I ncluso, una bofetada similar a la que sufrió el sábado ante Talleres también se comió en la Copa de la Liga 2023 cuando fue goleado 3-0 ante Banfield en el Florencio Solá, por la 2 fecha de aquel torneo. Aunque, vale aclararlo, aquella derrota contra Banfield no retrató a un equipo perdido como el que sí se vio contra Talleres. Central no perdió por cinco o seis goles de diferencia en Córdoba sólo porque Talleres no tradujo en goles las situaciones que generó. En el complemento, Central estuvo tirado en la cancha, con evidentes señales de un equipo

Se aplaude con todos los honores el gesto que tuvieron el presidente Gonzalo Belloso y la vicepresidenta Carolina Cristinziano a la hora de convocar a los expresidentes de Central Rodolfo Di Pollina, Raúl Broglia y Norberto Speciale para que estuvieran presentes en el acto de inauguración del nuevo acceso al campo de juego del Gigante de Arroyito. Fue una decisión que no sólo engrandece aún más a una institución gigante, sino que deja muy bien parados a Belloso y Cristinziano en el afán de construir un club en el que se reconozca la gestión propia y también la que encauzaron otros dirigentes, obviamente con sus aciertos y errores.  En ese marco deben entenderse que las presencias de Di Pollina, Broglia y Speciale, todos expresidentes que supieron conducir con estilos bien diferenciados los destinos de Central, son un aporte de salubridad para una institución más habituada a las peleas por poder que a los reconocimientos o participaciones ajenas.  Es cierto que del acto protocolar tamb