Como Fito Páez, el Kily siempre viene a ofrecer su corazón
Como su admirado Fito Páez, tan rosarino y canalla hasta la médula como él, Cristian González siempre ofrece su corazón a cualquier lugar donde va. Al Kily nunca le importaron las consecuencias. Todo lo contrario. Siempre se manejó con la sensiblería de aquellos que sienten y andan por la vida con el corazón en la mano. Por eso esas imágenes de llanto y desahogo que se expandieron como una mancha de aceite el sábado en el Estadio 15 de abril no hicieron otra cosa que retratar a ese Kily movilizado por el cariño que le entregó el hincha de Unión. Es que el pueblo tatengue lo adoptó como si fuera un hijo pródigo porque notó que el Kily se comprometió con la causa desde el mismo momento en que se sentó en el banco de suplentes. Fue un flechazo a primera vista y se generó una simbiosis perfecta entre la gente y el Kily, como toda relación que se explica desde los sentimientos. El Kily no será un técnico más en la vida de Unión y tampoco Unión será un club más en la vida del Kily. Siem