El ojo crítico de Mauricio

Ignacio Astore debe entender de una vez y para siempre que cuando se aclara algo estratégicamente a destiempo y con palabras inconvenientes, esa situación que se intenta clarificar tiene la fuerza de un bumerán. Porque lo único que hace la contestación pública es oscurecer aún más un panorama que, como ocurre en este caso, se recorta en el horizonte cada vez más negro. El presidente de Newell's, en su afán por querer ponerle palabras a todo lo que hace o deja de hacer, concedió una entrevista radial para negar una supuesta reunión con el expresidente de la Nación Mauricio Macri, con quien se lo vinculó en los últimos días en la avanzada por incluir en el estatuto de la AFA la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) al fútbol argentino. Pero la desmentida pública de Astore también buscó echar por tierra con esos rumores que lo vinculan con un pacto secreto con Macri para intentar forzar una salida de Chiqui Tapia como presidente de la AFA.   De esta manera, Astore no sól

No le tocó el grupo de la muerte porque nadie se muere por participar en la Copa Libertadores, pero la zona de grupos que afrontará Rosario Central en la edición 2024 encierra trampas y resultará bastante traicionera para el equipo de Miguel Angel Russo. En ese sentido, el bolillero no le tendió una mano al conjunto canalla y determinó que comparta una zona en la que están dos campeones de la Copa y un equipo como Caracas, que no es de temer en lo futbolístico pero lo que sí es una piedra en el zapato la planificación de la logística que deberá armar Central para llegar a Venezuela.   Cómo habrá sido de malévolo  el grupo que le tocó a Central, que en un simple repaso uno se da cuenta de que es el único equipo argentino de todos los que participaron del sorteo que compartirá grupo con dos campeones de América como Peñarol y Atlético Mineiro. Y tener que jugar con dos equipos con tanta mística en una competencia con la historia de la Libertadores, sobre todo un pentacampeón como Peñar

La creatividad lingüística de los argentinos diría que Mauricio Larriera es un pato criollo: porque en cada paso que da, se manda una cagada. Desde hace un tiempo, el técnico de Newell's ingresó en un espiral peligroso con declaraciones inoportunas luego de los partidos. Encima, como para completar este combo de infortunios, el equipo adentro de la cancha también transita un período de involución y de un palpable descreimiento. Ante este escenario de incertidumbre, lo más recomendable para Larriera es que se llame a silencio por un tiempo considerable y utilice ese momento para mejorar a un equipo que, por sus decisiones, ya deja mucho que desear.  La gota que rebasó el vaso fue lo que dijo Larriera luego del insignificante empate de Newell's ante Platense en el Coloso. El DT rojinegro no tuvo mejor idea para explicar otra mala actuación de su equipo (y ya van...) que echarle la culpa a la mala conformación del plantel para encarar la Copa de la Liga. Una declaración no sólo

Desde que Ever Banega se perdió el clásico ante Central por la tarjeta roja que le sacó el árbitro Leandro Rey Hilfer, a instancias del VAR, el mundo Newell's convive con la creencia que alguna mano negra agarra del cuello constantemente al equipo de Mauricio Larriera. Obviamente que esta teoría se reforzó a un nivel de locura luego de que el propio Banega fuera expulsado de nuevo ante Godoy Cruz por haber incurrido en un exceso verbal en una protesta, según consta en el informe que presentó el árbitro Fernando Rapallini. Incluso, e sta presunta conspiración que observa el hincha leproso también puso en una posición incómoda al actual presidente del club, Ignacio Astore, en su relación con la AFA y, en especial, con el presidente Chiqui Tapia. En ese sentido  es atinado aclarar que la relación entre Astore y Tapia transita por los cánones normales. Mantienen un vínculo protocolar y, sobre todo, de mutuo respeto. Cada vez que Astore concurre a una reunión en Ezeiza es recibido com