El ojo crítico de Mauricio

Se aplaude con todos los honores el gesto que tuvieron el presidente Gonzalo Belloso y la vicepresidenta Carolina Cristinziano a la hora de convocar a los expresidentes de Central Rodolfo Di Pollina, Raúl Broglia y Norberto Speciale para que estuvieran presentes en el acto de inauguración del nuevo acceso al campo de juego del Gigante de Arroyito. Fue una decisión que no sólo engrandece aún más a una institución gigante, sino que deja muy bien parados a Belloso y Cristinziano en el afán de construir un club en el que se reconozca la gestión propia y también la que encauzaron otros dirigentes, obviamente con sus aciertos y errores.  En ese marco deben entenderse que las presencias de Di Pollina, Broglia y Speciale, todos expresidentes que supieron conducir con estilos bien diferenciados los destinos de Central, son un aporte de salubridad para una institución más habituada a las peleas por poder que a los reconocimientos o participaciones ajenas.  Es cierto que del acto protocolar tamb

Rosario Central inició el camino de la Copa de la Liga 2024 con un juego similar al que terminó en 2023. Pero ya no es el mismo equipo que solía penar de lo lindo el año pasado cuando jugaba afuera del Gigante. El jueves volvió a demostrar en Tucumán que no despliega un juego virtuoso de un equipo campeón, aunque esta vez el rival de turno le jugó con el miedo que se les tiene a los campeones.  En ese sentido, Central deberá acostumbrarse a este nuevo rol. Es evidente que el traje de último campeón de la Copa de la Liga le queda como ropa holgada en el juego, pero le calza de maravillas en el respeto que les infunde a sus rivales. Atlético Tucumán buscó desarmarlo desde el primer momento y la respuesta fue que se encontró en desventaja con el gol de Martínez Dupuy. Central no había hecho prácticamente nada para ir ganando el partido. Ni siquiera se acercó al arco defendido por José Devecchi. Apenas un remate de Sandez que exigió al arquero del conjunto tucumano y no mucho más.  El

Lo que está ocurriendo con la continuidad de Jaminton Campaz en Central es lo que pasa siempre cuando un jugador la rompe como lo hizo el colombiano en la Copa de la Liga y está en la mira para reforzar los equipos más grandes de la Argentina o irse al exterior. Central ya le avisó a Gremio, club dueño del pase del jugador, que hará uso de la opción por la compra del 50 por ciento del pase, valuado en 2 millones de dólares. Pero esa gestión no sólo no asegura que el colombiano continúe para el 2024, sino que es bastante probable que Campaz no firme un nuevo contrato porque su intención es irse de Central.  Realmente si Campaz quisiera quedarse en Central para jugar la Copa Libertadores y los torneos que tiene por delante, ya hubiera estampado la firma. Igual, este tipo de negociaciones siempre atraviesan por un tiempo de tire y afloje en el que los intereses del jugador nunca coinciden con lo que está dispuesto a desembolsar el club en el nuevo acuerdo. Como diría el técnico campeón c

Si algo tuvo este Central campeón de la Copa de la Liga fue la mano de Miguel Angel Russo.  El equipo jugó habitualmente como quiso el técnico, con sus defectos y virtudes. Pero, sobre todo, nunca se rindió ante las adversidades. Siempre le hizo honor a esa inquebrantable capacidad de lucha que le insufló su entrenador. Ese ideario futbolero y de vida, toda una marca registrada en la carrera de Russo, fue lo mejor que interpretó este grupo de jugadores.  Porque el entendimiento de ese mensaje hizo posible no sólo la consagración, sino que el equipo se fortaleciera superando barreras en el camino a la gloria. Toda una declaración de principios y valores de Russo.  Un verdadero campeón de la vida, que ahora ese mismo destino que alguna vez le tiró una zancadilla traicionera lo consagró campeón con Central. Para el hincha de Central,  Russo tiene la estatura de prócer. Lo tenía antes de conseguir este título y mucho más ahora que se sumó a la galería de inmaculados en la que lo esperaban

Los clubes de fútbol funcionan con la misma dinámica de las grandes familias. Si los padres están sólidos a la hora de la crianza de sus hijos, los chicos crecen tallados en buena madera. La estructura piramidal del fútbol también cumple con esa lógica. En ese contexto, la reciente consagración de Rosario Central como campeón de la Copa de la Liga debe explicarse en la sabiduría de Miguel Angel Russo para ejercer como guía futbolística y espiritual de un equipo de guerreros, pero sobre todo debe entenderse en la capacidad de gestión que mostraron Gonzalo Belloso y Carolina Cristinziano. El presidente y la vicepresidenta de Central asumieron hace un año el compromiso de conducir el club y juntos ya cambiaron la historia canalla para siempre.  Habrá un antes y un después en la vida de Central tras la conducción de la pareja Belloso-Cristinziano. No sólo porque a un año de haber asumido ya lograron colgarse una nueva estrella luego de 36 años en el fútbol argentino, sino porque en ese cor