Newell's no es el punching ball al que todos los árbitros le pegan


Desde que Ever Banega se perdió el clásico ante Central por la tarjeta roja que le sacó el árbitro Leandro Rey Hilfer, a instancias del VAR, el mundo Newell's convive con la creencia que alguna mano negra agarra del cuello constantemente al equipo de Mauricio Larriera. Obviamente que esta teoría se reforzó a un nivel de locura luego de que el propio Banega fuera expulsado de nuevo ante Godoy Cruz por haber incurrido en un exceso verbal en una protesta, según consta en el informe que presentó el árbitro Fernando Rapallini. Incluso, esta presunta conspiración que observa el hincha leproso también puso en una posición incómoda al actual presidente del club, Ignacio Astore, en su relación con la AFA y, en especial, con el presidente Chiqui Tapia.

En ese sentido es atinado aclarar que la relación entre Astore y Tapia transita por los cánones normales. Mantienen un vínculo protocolar y, sobre todo, de mutuo respeto. Cada vez que Astore concurre a una reunión en Ezeiza es recibido como corresponde a un presidente de un club de la importancia de Newell's en el fútbol argentino. Tiene un trato armonioso con Chiqui y con el resto de los integrantes del Comité Ejecutivo. Todas esas versiones, en su mayoría impregnadas de fanatismo sin argumentaciones que recorren las redes sociales sobre que Newell's no tiene peso en la AFA, no sólo no tienen ningún sustento comprobatorio sino que están paridas desde la irracionalidad que habitualmente gobierna a los hinchas. Por eso el presidente Astore salió públicamente a bajarles los decibeles a las declaraciones del técnico Larriera, quien luego del partido ante San Lorenzo instaló que veía "cosas muy extrañas" en la actuación de los árbitros cada vez que dirigen a Newell's. El DT explotó luego de que el VAR no interviniera en una clara infracción de Adam Bareiro sobre Ian Glavinovich y que derivó en el gol del delantero del Ciclón. Astore, quien conoce el paño de la cuestión con la precisión de un cirujano, enseguida tomó distancia de los dichos de Larriera y declaró con la inteligencia que le otorga la investidura presidencial. Para el presidente rojinegro no hay gato encerrado en las decisiones arbitrales. Al contrario. Todo forma parte del circo de aciertos y equivocaciones en el que están todos los actores del fútbol argentino.  

Es cierto que Andrés Merlos y los que estaban en el VAR podrían haber interpretado que Bareiro le cometió foul a Glavinovich en la jugada de la discordia y nadie de San Lorenzo hubiera dicho nada. Pero tampoco esa acción fue motivo suficiente para deslizarse por el tobogán del extremismo y asegurar que a Newell's lo roban sistemáticamente porque no le cobraron falta a Bareiro. En ese punto está demostrado que los árbitros y el VAR se equivocan, a veces con más frecuencia en algunos fines de semana, porque tienen interpretaciones erróneas del reglamento. Son seres humanos y se equivocan como todos los mortales. Como un arquero cuando falla en un gol, como Banega cuando le dijo a Rapallini ("son todos unos chorros y ustedes y los del VAR) y como un delantero cuando se pierde un gol que es más fácil hacerlo que errarlo. En el fútbol argentino se vivió y se convivió históricamente con las equivocaciones de los árbitros. La aparición del VAR ayudó a corregir algunas decisiones escandalosas, pero de ahí a creer que a Newell's lo tienen apuntado para voltearlo es una mentira tan grande como el propio Coloso.

Newell's no es el punching ball al que le pegan los árbitros con algunos fallos equivocados. También es una burda mentira que el presidente Astore tiene menos injerencia que sus pares de otros clubes a la hora de plantear las cuestiones que le preocupan cuando se reúne en la AFA con el presidente Tapia. Los hinchas de Newell's deben entender, de una vez por todas, que ningún árbitro ni dirigente, por más peso que tenga, tiene intenciones de tumbarlo ni está ensañado en ver a Newell's de rodillas. 

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