Es tiempo de que Larriera se llame a silencio y ponga sus energías en mejorar al equipo



La creatividad lingüística de los argentinos diría que Mauricio Larriera es un pato criollo: porque en cada paso que da, se manda una cagada. Desde hace un tiempo, el técnico de Newell's ingresó en un espiral peligroso con declaraciones inoportunas luego de los partidos. Encima, como para completar este combo de infortunios, el equipo adentro de la cancha también transita un período de involución y de un palpable descreimiento. Ante este escenario de incertidumbre, lo más recomendable para Larriera es que se llame a silencio por un tiempo considerable y utilice ese momento para mejorar a un equipo que, por sus decisiones, ya deja mucho que desear. 

La gota que rebasó el vaso fue lo que dijo Larriera luego del insignificante empate de Newell's ante Platense en el Coloso. El DT rojinegro no tuvo mejor idea para explicar otra mala actuación de su equipo (y ya van...) que echarle la culpa a la mala conformación del plantel para encarar la Copa de la Liga. Una declaración no sólo extemporánea, sino que suena a una ruin excusa porque Larriera no planteó esta misma situación cuando el equipo había ganado los cuatro primeros partidos del torneo. De hecho, ese plantel mal conformado al que alude Larriera es el mismo que acumulaba elogios cuando Newell's ganaba ante cualquier rival que se le ponía adelante. 

Además, no se entiende la observación de Larriera porque después de mucho tiempo Newell's tiene un plantel integrado por jugadores de categoría y trayectoria. Los refuerzos que llegaron para este mercado de pases estuvieron muy bien elegidos por el director deportivo del club, Ariel Michaloutsos, y por la dirigencia encabezada por Ignacio Astore. Sacando a River y Boca, que históricamente tuvieron a los mejores jugadores, Newell's cuenta con futbolistas de la envergadura de Ever Banega y el Colo Ramírez, dos verdaderamente estelares, sumado a Armando Méndez, Gustavo Velázquez y Rodrigo "Pitbull" Fernández, quienes tranquilamente podrían estar jugando en los grandes del fútbol argentino. El resto del plantel rojinegro está compuesto por futbolistas regulares y no tanto, como la mayoría de los equipos que disputan la Copa de la Liga. La diferencia que marcan estos equipos que tienen similares planteles y ambiciones que Newell's está dada en la conducción del técnico. En ese punto, Larriera no estaría dando con la talla que necesita un entrenador que conduce a un equipo de la jerarquía de Newell's. Obviamente que el campeonato aún no terminó y a Larriera todavía le queda cierto margen para despejar un panorama que se avizora bastante sombrío. En el mientras tanto, Newell's se mantiene entre los cuatro clasificados, aunque la fecha 11 aún no finalizó. 

El ciclo de Larriera recién podrá valorarse cuando finalice la Copa de la Liga. Por lo pronto, su estadía en el banco rojinegro tuvo más resonancia por las declaraciones que realizó luego del perder el clásico ante Central cuando les dijo a los jugadores "que había que masticar materia fecal y seguir " o cuando para justificar otra fallida producción del equipo eligió echarles las culpas a los árbitros en el empate ante San Lorenzo en el Coloso. Ahora, tras igualar contra Platense también de local, se escudó en que este mal momento del equipo en el torneo es consecuencia de que "tiene un plantel mal armado". No sólo el plantel de Newell's no está mal armado, sino que Larriera debiera entender de una vez por todas el lugar de privilegio en el que está. Hay un millón de técnicos que quisieran dirigir a Newell's y probablemente lo hagan mejor que él. Por eso es tiempo de que Larriera se llame a silencio y ponga todas sus energías en mejorar a un equipo que parece haber perdido la brújula futbolística.



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